jueves, 11 de marzo de 2010

EL extremismo y la apolitica

"La libertad es cual candente lava, cercadla de redes, tendedle murallas, a ver, quién la apaga" Ricardo Mestre (1906 CATALUÑA- 1997 MEXICO.

Friedrich Nietzsche ALEMANIA,crítica exhaustiva de la cultura, la religión y la filosofía occidentales, mediante la deconstrucción de los conceptos que las integran, basada en el análisis de las actitudes morales (positivas y negativas) hacia la vida. Realizó una crítica exhaustiva de la cultura, la religión y la filosofía occidentales, mediante la deconstrucción de los conceptos que las integran, basada en el análisis de las actitudes morales (positivas y negativas) hacia la vida. Este trabajo afectó profundamente generaciones posteriores de teólogos, filósofos, sociólogos, psicólogos, poetas, novelistas y dramaturgos.



Meditó sobre las consecuencias del triunfo del secularismo de la Ilustración, expresada en su observación «Dios ha muerto», de una manera que determinó la agenda de muchos de los intelectuales más célebres después de su muerte.






Pierre-Joseph Proudhon (15 de enero de 180919 de enero de 1865), filósofo político y revolucionario francés, y, junto con Bakunin y Kropotkin uno de los padres del pensamiento anarquista y de su primera tendencia económica, el mutualismo. El mutualismo (del latín mutuum, mutuo o intercambio[1] ) es una antigua corriente del pensamiento anarquista, que puede ser atribuída a los escritos de Pierre-Joseph Proudhon, y que propone una sociedad futura sin Estado donde la propiedad de los medios de producción pueda ser individual o colectiva siempre que el intercambio de bienes y servicios represente montos equivalentes de trabajO,Lev Nikoláyevich Tolstó


Mijaíl Alexándrovich Bakunin ,Piotr Kropotkin,Noam Chomsky,Avram Noam Chomsky (7 de diciembre de 1928 en Filadelfia, Estados Unidos) es un lingüista, filósofo, activista, autor y analista político judío estadounidense ,Iván Illich


Paul Goodman (9 de septiembre de 1911 - 2 de agosto de 1972), fue un escritor estadounidense y además un activista anarquista adscrito a la llamada New Left norteamericana. Nacido en Nueva York,


El comunismo (De común[1] ), entendido como organización social, es una doctrina basada en la comunidad de bienes y en la colectivización de los instrumentos de producción y la riqueza producida por los mismos. Ello implica la supresión de la explotación y de la mercancía, y con éstas la desaparición de las clases sociales y del Estado.[2] [1]


El Comunismo,[3] entendido como movimiento socio-político, es un conjunto de corrientes y agrupaciones cuyo principal objetivo histórico es la revolución comunista que suprima la sociedad capitalista y establezca la sociedad comunista. Los diversos individuos y grupos comunistas coinciden en la necesidad de suprimir la propiedad privada (especialmente la de los medios de producción) y en la emancipación social del proletariado.


Por motivos históricos, el comunismo se ha identificado exclusivamente con el marxismo-leninismo. Sin embargo, existen doctrinas también comunistas (algunas previas al marxismo-leninismo, otras contemporáneas y otras posteriores) tales como el anarcocomunismo con fundamento en posturas sociobiologistas (Piotr Kropotkin, Aldous Huxley), el comunismo de consejos de base marxista pero no leninista, el comunismo cristiano premoderno y moderno (Tomás Moro, Gerrard Winstanley), variantes secularizadas del comunismo religioso milenarista (Gabriel Bonnot de Mably, Morelly) y movimientos no revolucionarios como el de las comunas hippies y los kibbutz israelíes, entre otros.


Comunismo igualitario





Licurgo de Esparta.


Se designa con esta expresión a todas las doctrinas premarxistas, que con muchísima diversidad, se las puede englobar como utopías sociales que abogaban por la propiedad colectiva (a diferencia de un régimen de propietarios iguales) y la igualdad total (incluyendo todas las necesidades) de todos los productores.[2] Tales doctrinas primitivas resolvían el problema de las relaciones del individuo con la sociedad a través de la «sociedades de iguales», que bien podía ser una comuna, el Estado, etc.


Tales doctrinas se desarrollaron en la Época Clásica y en la Edad Media. Un ejemplo de comunismo igualitario es el implantado en Esparta por Licurgo también designado como comunismo militar. Este gobierno sólo consideraba como «iguales» a los ciudadanos de la polis, ya que mantenía un régimen esclavista.


Apolítico (a) el el término que generalmente se usa para designar a aquellas personas que se caracterizan por una despreocupación más o menos radical y constante respecto de las cuestiones políticas y las ideologías. Una persona apolítica es aquella que no encuentra interés en la política existente o no aprueba ninguna de las ideas políticas que conoce por lo que decide voluntariamente desprenderse de toda actividad política de su entorno.


También puede ser aquella que aun simpatizando con alguna idea política, decide, indiferentemente de esto, aislarse de esta actividad.


EL extremismo me kaga los huevoS (HANIAK)

El comunismo como tradición política e ideológica surge a partir del siglo XVIII impulsado por las fuertes contradicciones sociales en Europa. Durante el gobierno del Directorio (1795-1799) en la Francia revolucionaria François-Noël Babeuf lleva a cabo la Conjuration des Égaux (Conspiración de los iguales), la primera acción revolucionaria llevada a cabo en nombre de una ideología comunista.

El auge del ciudadano “apolítico” por Orlando Barone El ciudadano apolítico es político y todavía más que el político.

Pero no lo reconoce, o lo que es peor: no lo sabe.

Se aparta de cualquier filiación partidaria agitando la bandera Argentina.

Aún votando lo hace a disgusto y enseguida que vota se arrepiente.

Si por él fuera el voto sería calificado. Y él se incluiría como votante.

Habla con desprecio de los políticos; y aún más de quienes están en funciones públicas.

Y proclama que ningún gobierno le dio nada y que es más lo que le quitan.

Es proclive a creer en cualquier dicho o rumor que descalifique a un gobernante o lo acuse de corrupto.

El ciudadano apolítico repite frases como que “los que no trabajan es porque no quieren”. “Los sindicalistas son una manga de ladrones”. o “ Aquí lo que hace falta es disciplina”.

Extraña el orden de las dictaduras. Y no entiende que haya que esclarecer tragedias del pasado.

El ciudadano apolítico se horroriza más por la inseguridad que por el origen social que la provoca. Se aterra más ante un delincuente morocho que ante uno rubio. Aún siendo él morocho.

Podría aplaudir un linchamiento sin juez, solo por sospechar del ajusticiado.

Reniega de los fallos que no condenen a cadena perpetua y desprecia a los abogados defensores.

Le atraen los líderes episódicos que enfrentan al poder público con rigor cívico; así como los líderes populares le parecen ramplones.

Cree en Dios, pero descree de quienes creen en otros dioses, o no creen.

Pregona no tener prejuicios contra nadie salvo contra los que se los merecen.

Piensa que hay demasiada inmigración que no es la apropiada. Considera también inapropiados a los homosexuales, travestis y prostitutas.

Sólo sale a la calle cíclicamente por arrebatos que él llama espontáneos, aunque se autoconvoque con intención por cadena de Internet o por teléfono. Nunca esos arrebatos expresan demandas laborales y nunca coinciden con los trabajadores.

Siente placer en demostrar descontento público. Y que esa demostración luzca diferente a las otras marchas de gente heterogénea y desordenada a la que traen de cualquier parte. Por eso protesta por el barrio; para que al lado suyo estén otros como él: no distintos.

Cree no estar ideologizado: no comprende que su apoliticismo es ya una ideología.

Solo sabe quienes son los enemigos: llevan la marca en el orillo: siempre hablan de la desigualdad y la pobreza.

Está seguro que el país sería mejor sin políticos, sin vagos , sin delincuentes, y sin razas indeseables. Pero no explica cómo lo conseguiría y quien estaría a cargo del diseño.

Acaso imagina un gran gerente nórdico, y un gabinete de técnicos impolutos que gobernaran con un barbijo.

El ciudadano apolítico presume estar en una posición neutra en el centro perfecto.
Pero está a la derecha.

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