lunes, 8 de febrero de 2010

Rude Boys en las calles.

Los chicos mal educados, denominación utilizada para identificar a los miembros de un movimiento callejero originado en Jamaica durante los años 60, en esta ocasión no intento dar un bagaje histórico de este movimiento, solo me gustaría poner de manifiesto su presencia en México.
Son las doce del día en la Ciudad de México, la selva de concreto parece derretirse con los incesantes rayos del sol que se aposentan en su asfalto, los lugares recónditos del Distrito Federal hacen aparición. “El chopo”, lugar de reunión cultural, que representa el medio de expresión de las corrientes artísticas y culturales del underground, contempla la llegada de los rudeboys, chicos rudos elegantes; saco tres botones, zapatos doctor Martens, tirantes y pantalones ajustados, representan la vestimenta de su movimiento.
Las ideas musicales y culturales de Jamaica empiezan a fluir. Los años no pasan en balde y algunos de ellos recuerdan cuando el lugar de reunión era “otra cosa”. Observan a su alrededor, el lugar ha cambiado y no solo físicamente, también ideológicamente. Comparto sus ideas, su sentir y la necesidad de recobrar un movimiento que hasta hace algunos años cobraba cierta fuerza y resistía las inclemencias de una sociedad que no comprendía su razón de ser. Las chicas rudas, acompañadas de una estética capaz de levantar los más inquietantes suspiros, se mueven al ritmo del ska y rocksteady. La concepción que se tenía de un rudeboy, como chico violento, sin modales, sin valores, ha evolucionado para convertirse en la fuente esencial de un grupo de jóvenes y otros no tantos, que buscan identificarse a través de un estilo de vida emergido de los ritmos jamaicanos, bien lo dijo Dandy Livingstone “Rudi deja de hacer desastres mejor piensa en tu futuro es momento de que te reivindiques”.
El tiempo ese factor inteligible que marca un suspiro entre la vida y la muerte, sigue su paso a través de la humanidad, la vida tal y como la percibía hace algunos años ha cambiado bruscamente, sin embargo existen en mí ideales y sonidos que nunca se perderán. Los ritmos jamaicanos me acompañaran en este espacio dimensional que se llama vida. Rude boys&girls, reúnanse, vibren con la música jamaicana y rescatemos la esencia de un estilo de vida que jamás deba perderse. Este pequeño escrito va dedicado al movimiento Rudeboys&girls en México.

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